jueves, abril 29, 2010

Realidades

Aunque no olía muy bien, los invitados se la comieron igual. Al momento del postre, uno de ellos, me preguntó por mi esposa. Yo me llevé la mano a la boca, y él a su barriga

Ella había muerto hace poco, pero el otro día creí verla. Escuché su voz y olí su perfume. Me llamó y me fui con ella. Necesitaba salir de emergencias sin pagar.

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