martes, agosto 18, 2009

No significas nada para mí

Es el prólogo o el epílogo de una día cualquiera. Da igual. Apareces con tu pequeña cabeza rapada y un hambre descontrolada. El veto de la duda no se fractura al confirmar que llegas para destrozar. Algún recién nacido o algún muertico espera tu llegada. Te gusta que tengan miedo. El dolor de los demás bautiza tus esperanzas de triunfo. Ella, tu presa, está ahí. Llega sin ser invocada, y sin imaginarlo se entrega rehén, sin forcejeo ni asombro a la caminata bajo el agua que le tocará recorrer. Tú, vestido de negro, la rodeas. Atacas. El sufrimiento está apenas por inaugurar en la cara de ella. Tu calma titubea con el paso del tiempo, pero tus intenciones no. La desesperas. Ella grita. Le dices que es propio de locos gritar y le preguntas: ¿quién ha sido capaz de transformarte? Ella responde: No, no ha sido un hombre. Tampoco un buitre. Has sido tú.

2 comentarios:

Ileana Hernández G. dijo...

Vivi, me encanta tu estreno en el blog. Como siempre tu prosa está llena de pistas que nos conducen por el camino de tu talento. Felicitaciones. Los buitres no acechan tanto como los hombres y de seguro hacen menos daño.

Anónimo dijo...

¡Hija! como siempre te felicito. Conocía la existencia de tu blog, pero no quise entrar hasta tanto no me invitaras para no invadir tu privacidad. Sigue adelante...